Convivencia e integración.

El extremismo yihadista es una realidad que todos tenemos que afrontar, aunque unos más que otros. José Antonio Chinchetru nos convoca a manifestar nuestra repulsa contra las recientes declaraciones antisemitas del presidente de Irán.

Sorprende la escasa cobertura que los medios nacionales están haciendo de los disturbios de París –una semana ya– y contrasta con la que suele darse a otros acontecimientos más lejanos. Estas revueltas ponen de manifiesto lo difícil que resulta la convivencia –no digamos ya la integración– entre ciertas culturas, sobre todo cuando algunos no quieren.

En Nuevo Digital, un medio centrado en noticias internacionales, están haciendo un buen seguimiento de los sucesos:

Francia: la inmigración musulmana mal integrada precipita inflamables crisis suburbanas

Alarma de las autoridades ante la "creciente afirmación musulmana": Leicester, la primera gran ciudad británica "en la que los blancos dejarán de ser mayoría a comienzos de la próxima década"

Esta última pieza me ha recordado la entrevista que Bernard Lewis le concedió a Die Welt hace ya un año:

Europa será islámica al final del siglo. Entrevista a Bernard Lewis en Princeton.

Es curioso que, mientras el islamismo genera tantos problemas de convivencia, los judíos se han integrado sin problemas allí donde les han dejado y, sin embargo, para el pensamiento políticamente correcto ellos sean los malos.

No conozco ningún país que haya recibido una significativa inmigración musulmana y que no haya sufrido algún tipo de choque cultural. Es más, no sé de ningún sitio donde el islamismo sea practicado por una fracción importante de la población y cohabite armoniosamente con otras religiones. Es posible que haya alguno, pero del caso contrario puedo decir una decena sin problemas.

Que alguien me lo explique.

Technorati Tags: Política