No es lo mismo

En su columna de hoy Carlos Luis Rodríguez analiza las similitudes entre los últimos gobiernos del Estado. El periodista opina que Zapatero está tropezando en la misma piedra que Aznar:

Los problemas de un Gobierno empiezan cuando sustituye ventanas por espejos, y el presidente emula a la madrastra del cuento que preguntaba cada mañana quién es la más guapa. De nada vale montar gabinetes de crisis para remontar la popularidad presidencial, si los ventanales permanecen tapiados, o si el soberano destruye los espejos que le dicen la verdad.

Aunque comparto buena parte del planteamiento, discrepo sobre qué les ha llevado en caer en estos errores:

En un caso, se entra en una guerra por fidelidad a un presdiente americano que sólo ve en España un peón menor y servicial. En el otro, se pone patas arriba la estructura del Estado siguiendo la hoja de ruta de un nacionalismo que no quiere reconstruirlo, sino transformarlo en mero decorado. Bush y Carod coinciden en manipular a sus anchas a un presidente, dándole a cambio escenas en la Casa Blanca o apoyos parlamentarios en los asuntos cruciales.

Creo que Rodríguez ha ido demasiado lejos en su paralelismo. Si Aznar apoyó a Bush fue para que España disfrutara los beneficios de ser aliada de Estados Unidos. Y si para ello había que apoyar una guerra contra un dictador genocida no era un precio muy alto, o al menos eso pensó Aznar. Pero no tenía necesidad de hacerlo.

En cambio Zapatero no ha dudado en sacrificar los cimientos de muestra convivencia para conseguir el apoyo de los separatistas. ¿Alguien duda de que las cosas estarían siendo muy diferentes si los socialistas tuvieran mayoría absoluta? Es parecido, Carlos Luis, pero no es lo mismo.

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